Un crédito hipotecario funciona de la siguiente manera: una institución financiera te hace un préstamo para comprar una casa, departamento o terreno; para hacer una construcción o remodelación, bajo un contrato que estipula el pago a ciertos plazos y con un porcentaje de interés. Mientras corre el préstamo tu inmueble queda en garantía y una vez que cubras el monto acordado obtendrás un documento legal llamado Certificado de Libertad de Gravamen, el cual expondrá que la propiedad es tuya y no tiene ningún adeudo.
El uso más común de los créditos hipotecarios es en el financiamiento para casas pero, a diferencia de lo que la mayoría cree, puedes solicitar y usar un crédito hipotecario para distintas finalidades como:
- Comprar una vivienda. Puede ser una casa o departamento, nuevo (incluso en preventa) o de uso. Tú eliges.
- Comprar un terreno. Que sea de propiedad privada.
- Construir una vivienda. Sin importar que la propiedad sea privada o ejidal.
- Ampliar o remodelar tu vivienda actual. La cantidad otorgada puede ser hasta 50% del avalúo total de tu casa.
- Obtener liquidez. Si ya tienes una vivienda, puedes obtener un crédito hipotecario por ella para invertirlo en otras opciones.
Tipos de crédito hipotecario
Existe una clasificación extensa sobre el financiamiento para casas a la que puedes acceder, pero en este punto nos referimos a las tasas de interés aplicables que puedes elegir:
- Tasa fija. Esta tasa de interés no cambia y se pacta desde que se solicita el crédito hipotecario.
- Tasa variable. El porcentaje proporcionado de interés puede bajar o subir cada año, dependiendo de la situación económica.
- Tasa mixta. La tasa variable y fija se combinan y se establecen dependiendo los intereses del solicitante.